Contexto histórico de los orígenes de nuestra Congregación
La vida del Carmelo español, a raíz de la guerra de la Independencia (1798-1808) y durante las primeras décadas del siglo XIX, estuvo recluida en los conventos de clausura. Muchos monasterios fueron suprimidos, otros expropiados y pocos consiguieron ser recuperados para poder vivir en ellos una observancia regular, propia de su estado de vida claustral.
Durante el llamado trienio liberal español (1820-1823), se dictaron decretos en los que fueron abolidas, suprimidas o reformadas las órdenes religiosas, entre ellas, la carmelita. Así pues, en el periodo comprendido entre los años 1835 y 1875 aproximadamente, el Carmelo quedó prácticamente extinguido.
Los frailes exclaustrados consiguieron mantener el ideal de la vida carmelita laical entre el pueblo sencillo y prepararon el terreno para posteriores siembras de fecundidad apostólica. Muchos murieron sin haber conseguido el ideal deseado: ver restaurada su vida comunitaria.
Fue una etapa de clandestinidad en la que muchos religiosos carmelitas supieron seguir siendo fieles a su vocación en el seguimiento de Jesucristo, cultivando la devoción a la Stma. Virgen del Carmen y el amor a la Orden. Esto permitió que se mantuvieran pequeños brotes de carmelitanismo en distintos lugares de España.
Hasta este momento y desde la época de la baja Edad Media, la Orden había estado constituida, como el resto de órdenes mendicantes, por los frailes, que se consideraban como la Primera Orden; las monjas de clausura, a quienes se denominaba Segunda Orden; y la llamada Tercera Orden, a la que pertenecían personas seglares de ambos sexos, las cuales, viviendo en su ambiente familiar, laboral y social, trataban de conseguir su propia santificación asimilando y viviendo la espiritualidad carmelita. Tenían su propia Regla y formulaban los votos de acuerdo con su estado, agrupándose en torno a los conventos carmelitas. Eran la avanzadilla del Carmelo en el mundo de la época y estaban estrechamente vinculadas a la Primera Orden. Existían también las Cofradías del Carmen, con menos exigencias que tenían los Terciarios, pero muy extendidas en la Iglesia.
Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando aparece una nueva modalidad de vida religiosa carmelita: “Aquí, precisamente, en medio de la realidad social, religiosa y carmelita de finales de este siglo, es donde la Providencia de Dios hace surgir en la historia a nuestra Congregación, integrada en la citada modalidad, emergente en esta época.
Es necesario hacer una grata mención a la Madre Piedad de la Cruz Ortiz Real, nacida en Bocairente (Valencia), el 12 de noviembre de 1842. Mujer inquieta, que, desde su infancia, siguió una gran trayectoria de búsqueda de la voluntad de Dios sobre ella. Sus varios intentos de ingresar en la vida religiosa de clausura, fracasaron, hasta que el Sr. Obispo y su director espiritual confirmaban su experiencia interior de fundar una nueva congregación.
Después de recibir los consejos y bendiciones de ambos, salió de Barcelona camino de Murcia en los primeros días del año 1884, acompañada de tres postulantes que sus superiores le habían proporcionado para que pudiera comenzar sus fundaciones, así como unas Constituciones por las que regirse. Bajo la protección de la Virgen del Carmen, se instaló primero en el municipio de Puebla de Soto (Murcia). Aquí tuvo lugar la fundación de la primera comunidad de Terciarias Carmelitas, dedicada a la educación de niñas pobres y al cuidado de obreros enfermos. En diciembre de 1886, fundaría una segunda comunidad en Caudete (Albacete), enviando como superiora a Sor Aguasvivas Vives Plá. Al siguiente año, se trasladaba la comunidad -Casa Madre- desde Puebla de Soto a Alcantarilla (Murcia).
La tardanza del obispo de Cartagena en reconocer como Instituto Religioso de derecho diocesano a Madre Piedad y sus seguidoras, aprobándoles unas Constituciones propias, ocasionaba una situación de incertidumbre y malestar en las hermanas. No les era posible iniciar su noviciado canónico y ello les creaba inseguridad sobre el futuro.
Por aquel entonces -1888-, ya formaba parte de este grupo una joven que, años después, sería nuestra fundadora: Josefa Oliver Molina, a la que M. Piedad le había cambiado su nombre por el de Providencia.
Dios tenía sus planes sobre el grupo originario de Terciarias Carmelitas, constituido por las hermanas de las comunidades de Alcantarilla y Caudete. Para aquellas mujeres, Dios había trazado otra trayectoria, distinta a la vislumbrada por M. Piedad de la Cruz.
Habían transcurrido dos años desde que Sor Providencia (M. Elisea), llegara a aquel postulantado murciano, y la incierta situación anteriormente mencionada, provocó que, en 1890, Josefa decidiera regresar a casa de sus padres. Había oído hablar de otras Carmelitas, las de Palma de Mallorca, que estaban afiliadas a la Orden del Carmen y es muy probable que pensase en ir hasta allá. Pero, de camino a Benidoleig (su pueblo natal), pasó por Caudete para visitar y despedirse de las Hermanas de cuya comunidad había formado parte.
Aquí, en Caudete, hacía muy poco que habían regresado los PP. Carmelitas. Madre Elisea debió compartir con sus hermanas y con ellos su situación. En estas circunstancias de búsqueda y desorientación, la Providencia colocó en el escenario, de modo decisivo, al P. Salvador Barri, un religioso de dicha comunidad, con quien debieron tener más de una conversación y consulta. Es a él a quien el Espíritu Santo le inspira la posibilidad de organizar con estas hermanas, una nueva Congregación de Terciarias Carmelitas, comenzando la andadura de la vida religiosa desde sus principios. Este mediador, llevó su preocupación al superior de la comunidad, P. Cirilo Font, el cual presentó, a su vez, a sus superiores y al Sr. Obispo de la Diócesis de Orihuela, D. Juan Maura y Gelabert, quien le apoyó incondicionalmente. Este fue el hecho que dio lugar al nacimiento de la Congregación en la Orden y en la Iglesia. Así queda oficialmente recogido en un documento de la época, de forma breve pero muy explícita:
“El 6 de marzo del año 1891, se fundó y vistieron el Hábito como Terciarias Carmelitas, ocho Hermanas que son las piedras fundamentales de tan santo edificio. Celebrábase en este día la fiesta de S. Cirilo de Constantinopla, Confesor y Doctor de la esclarecida orden Carmelitana.
Practicóse este solemne acto en el convento de S. José de PP. Carmelitas de Caudete, provincia de Albacete y Obispado de Orihuela”.
Como queda explicado, nacemos del tronco de la Orden del Carmen que, en el año 1888, regresa al Convento de S. José en Caudete para reiniciar la restauración del mismo después de la exclaustración que sufrieron como tantas órdenes religiosas asentadas en España.
Nuestra Congregación, intenta vivir allá donde están los valores fundamentales del carisma carmelita: la oración, la fraternidad y el servicio profético, desde una honda dimensión contemplativa. Igualmente, participamos de una espiritualidad eliano-mariana (inspirada en el profeta Elías y en María, la Madre de Dios) y profesamos según la Regla Carmelita que Alberto de Jerusalén dio a los primeros eremitas del Monte Carmelo en Tierra Santa y nuestras Constituciones.
El 6 de julio de 1899, el Obispo trasladó la “Casa Matriz” y el Noviciado de Caudete a Orihuela (Alicante) sede Episcopal.
Aunque en el inicio de la Congregación fueron ocho hermanas, desde el principio destacó en el grupo la Hna. Elisea Oliver Molina, que fue nombrada primero Maestra de novicias en 1892 y luego Superiora General durante los años 1899 al 1922, y del 1928 hasta su muerte, acaecida en Orihuela en el año 1931. Por su talante y personalidad para ir configurando la fisonomía de la nueva familia religiosa, la consideramos como Fundadora y maestra espiritual.
Nuestra misión como carmelitas es “buscar y vivir la presencia del Dios vivo y verdadero y ayudar a las personas a descubrirle y a entrar en relación con Él”. Esta misión la realizamos desde el testimonio de nuestra vida en las actividades que se nos encomiendan relacionadas con la formación integral de niños, jóvenes y adultos y la asistencia a enfermos y ancianos, atendiendo con preferencia a los más pobres.
Actualmente, nuestra Congregación está extendida por casi todo el mundo: Europa, Asia, África y América, y está atenta a buscar y acudir a aquellos lugares donde se nos pida, dentro de nuestro carisma y en la medida de nuestras posibilidades.
Así ocurrió en la mitad del siglo pasado (1941) con la fundación en Fuente de Cantos, lugar en donde se fundó una comunidad y desde la que hoy aportamos los siguientes datos:
Según las actas de nuestros Archivos Generales, actualmente en nuestra Casa Madre, con domicilio en Orihuela (Alicante), se conservan documentos del año 1910, pertenecientes al “Hospital Asilo” de Fuente de Cantos. Debe este nombre a la Obra Pía de Beneficencia cuya fecha no nos consta. Sí disponemos de un certificado del Secretario de la Junta del Patronato al Sr. Gobernador, Presidente de la Junta Provincial de Beneficencia de Badajoz, justificando la situación de “beneficencia particular del Hospital de la Sangre por Real Decreto de 14 de marzo de 1899”.
Oportunamente, hemos encontrado en el Plano Callejero de Fuente de Cantos, (edición 2020), unos datos que transcribo literalmente a continuación, de los cuales tenía la Congregación alguna referencia oral, sin fechas concretas ni documentos:
“Convento de San Diego (siglo XVII)
En 1594, el prior de la provincia santiaguista de León, daba licencia para fundar un monasterio de franciscanos, y ya en 1624, el sevillano Francisco Daza había terminado de levantar la iglesia, el coro y otras dependencias monacales, operándose diversas reformas a mediados del siglo XVIII. El convento fue suprimido en 1835 y su contenido repartido entre la parroquia y el convento del Carmen. La constante reforma de sus dependencias, la última de ellas finalizada en 2002, ha borrado casi la totalidad de su estructura original, aunque se ha conservado la iglesia que mantiene la nave de veinticinco metros de largo por siete, con cuatro tramos articulados por pilastras y bóveda de cañón”.
Pero fue en 1941 cuando el Sr. Obispo de Badajoz, D. José Mª Alcaraz, escribe a la M. General proponiéndole esta nueva fundación.
El 13 de febrero de 1941, el Pro-Vicario General de Orihuela (Alicante), D. Joaquín Espinosa Cayuelas, concedía el permiso para esta fundación, siendo la primera que llevó a cabo nuestra Congregación después de la Guerra Civil.
En este mismo mes y año, llegaban las tres hermanas fundadoras, Madre Dolores Martínez y las Hnas. Misericordia-Francisca y Mª Gema Gálvez.
Por una carta de la M. Superiora a la M. General, conocemos interesantes pormenores de esta fundación de la que transcribimos unos breves párrafos:
“Fte. de Cantos, 24, febrero 1941. Muy Rvda. M. General. Orihuela”.
“…El lunes, a las ocho de la noche, llegamos a F. de Cantos, siendo muy bien recibidas por el Sr. Alcalde y el pueblo, que tiene mucho entusiasmo porque somos carmelitas y él es muy carmelitano. Hay un convento de monjas carmelitas de clausura y Hermanas de la Doctrina Cristiana de las mismas que hay en Brozas. Estamos hospedadas con ellas que se portan como si fuéramos HH. Son muy buenas y cariñosas…” “El Sr. Obispo muy contento y se portó muy bien. Enseguida que llegamos nos mandó con las religiosas del Servicio Doméstico, que también se portaron muy bien…” “…Este pueblo es muy grande. Antes de la guerra tenía 15.000 habitantes y ahora han muerto muchos; dicen que hay unos 13.000. Tiene dos parroquias, las Carmelitas y el Hospital que está a las afueras del pueblo, encima de un monte, que es como si fuera un sanatorio. Está inhabitable y unos cuantos pobres que están en la miseria completa…” “……Un día de estos vendrá el Sr. Gobernador y un arquitecto para dirigir las obras que se van a hacer. Quieren hacer dos salas amplias para el Auxilio Social y tener allí los niños todo el día para darles instrucciones, además asilo-hospital y `Gota de leche`… En fin, que quieren hacer una obra muy amplia. Tienen que preparar cinco Hnas., pues por lo menos tendremos que ser ocho…”
Las hermanas colaboraban en el Auxilio Social… Se daban unas mil comidas diarias, además de las ropas que se repartían a los niños. En el pueblo había muchísimos pobres y enfermos de guerra. De día prestaban servicio y por las noches se marchaban al colegio a dormir a la espera de que le prepararan dos habitaciones para trasladarse definitivamente al Hospital.
En el año 1942 quedó restaurada de nuevo la casa, siendo habitada en este año por las Religiosas Carmelita.
Se dedicaron primeramente a las necesidades de los pobres, reparto de comida y los necesitados y comedor infantil. Poco a poco fueron ingresando ancianos y la comunidad aumentó su número, quedando constituida por ocho Religiosas. Se crearon en la misma casa dos escuelas para los niños huérfanos que asistían al comedor infantil. En el año 1965, dicho comedor fue subvencionado por Auxilio Social, asistiendo diariamente un centenar de niños.
También disponía la casa de un dispensario y sala de curas, donde recibían asistencia médica los enfermos de la beneficencia.
En el año 1967, fue de nuevo modificada la casa, quedando convertida en un estupendo asilo, con unas dependencias espaciosas soleadas.
Seis años después, a primero de abril de 1973, comienza a funcionar el actual Club de Ancianos “Ntra. Sra. De Guadalupe”, atendiéndolo, desde la comunidad del Hospital Asilo, la Hna. Mª Cristina Ruíz.
El 18 de mayo de 1992, a las cinco de la tarde, pasan todos los ancianos a la nueva residencia. Provisionalmente, las Hermanas que llevan prestando sus servicios en el Hospital, pasan a la Hospedería del Convento de Carmelitas Descalzas. “El domingo 12 de julio, acordamos retirar el Santísimo de la Capilla del Hospital, ya que nosotras estábamos instaladas en nuestra nueva vivienda” (Libro de Crónicas de la Comunidad) Dos meses más tarde, el día 1 de septiembre de 1992, inauguraron la capilla en la casa-hospedería del convento de las Carmelitas Descalzas. Aquí permanecen las Hermanas mientras se adquiere una casa en la calle Arias Montano, nº 16 y se hacen las reformas necesarias para habitar la comunidad. Dichas reformas se terminaron el 11 de noviembre de 1994 y el 3 de diciembre del mismo año D. Prudencio Boza, Párroco del pueblo, bendice la casa y preside la Eucaristía, concelebrando con algunos PP. De la Preciosa Sangre.
Desde entonces, hasta el momento presente, han pasado por Fuente de Cantos muchas Hermanas, de las cuales guarda el pueblo gratos recuerdos, así como, tanto entre ellas, la Congregación y el pueblo, ha existido siempre una gran dosis de cariño y solidaridad recíprocos.
En la actualidad, la comunidad se compone de tres Hermanas, dos de las cuales trabajan como auxiliares de enfermería, en la Residencia de Ancianos ·”Ntra. Sra. de Guadalupe”. Además, colaboran en los distintos apostolados parroquiales: Cáritas, Pastoral de la Salud, Manos Unidas y catequesis de confirmación.